Entrevistador: Después de Watchmen y Miraclemen, usted dijo que había llevado el género de los superhéroes tan lejos como podía ir.
Alan Moore: Yo digo muchas cosas raras, sabés. Creo que lo que dije después de Watchmen y es, fue que yo ya no sentía que la forma del superhéroe fuera realmente la mejor manera de contar historias importantes y significativas. Que si quisiera hacer una historia sobre el medio ambiente, creo que sería mejor sin el monstruo del pantano en ella; si yo quisiera hacer una historia sobre política, sería mejor no tener una banda de superhéroes en ella. Creo que el superhéroe como ícono sigue teniendo un poder muy valioso. Como que transformó mi niñez. Es un talismán de la imaginación.
Fueron una poderosa forma de abrir zonas en mi imaginación cuando yo era un niño. Para mí fueron muy pero muy preciados. Y el hecho de que puedas usarlos para contar historias alegóricas o lo que sea, no quiere decir que debas hacerlo. “Batman: La broma asesina”, que sigue vendiendo, y creo que se acepta como una influencia del primer film de Batman, si es que de algo vale eso, es un libro terrible. O sea, no dice nada. Habla de Batman y el Joker, y dice que sí, que psicológicamente Batman y el Joker son espejos uno del otro. ¿Y entonces? Nada. Nunca vas a conocer a nadie ni remotamente parecido a ninguno de los dos. No vas a conocer gente que se haya vuelto loca de ese modo.
(Fuente)
Traducido por el_bru
viernes, 1 de octubre de 2010
Alan Moore acerca de los superhéroes y "La broma asesina"
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